Agustin

- Pásamela, aquí, estoy solo – gritaba Agustín en esos días que eran privilegiados y se escapaba para jugar con los niños en el patio de la vecindad, el reloj marcaban las 5:45, solo tenia 15 minutos para que su papá entrara por ese portón negro oxidado.

-Ya me voy chavos nos vemos mañana – dijo Agustin, mientras sus manos se estrechaban unas a otras al pasar por la escalera que lo conducía al segundo nivel, cuando escucho el rechinar del portón.

- Que haces aquí abajo – el padre de Agustin nunca fue el padre cariñoso o comprensivo, siempre fue una carga después de que su madre los abandonara por una persona menor que el después de cumplir su primer año.

Agustin no sabia que hacer en ese momento, si correr y encerrarse o simplemente esperar lo peor como en otras ocasiones donde hasta por una semana los moretones permanecían por las golpes que le propinaba su padre.

- Nada papá solo baje por que le pedí un libro a chelito pero no esta- dijo Agustin
- Súbete cabron o que esperas, sabes que no me gusta que bajes a jugar con estos pinches vagos- Agustin sabía que su padre era de pocas palabras y de mirada muy retadora.

Al subir las escaleras Agustin sabia que su padre nuevamente no venia en buen estado, pues sus pasos eran torpes y la mirada además de retadora perdida, sabia que nuevamente venia tomado y eso le provoco un miedo que solo el sentía.
Tan pronto entro al cuarto que rentaban en la azotea de la vecindad junto al palomar y apresurado preparo la mesa para servirle de comer a su papá, cuando de pronto escucho el azote de la puerta y los gritos comenzaron.

- Que te dije hijo de la chingada, que te dije de bajar a jugar, es por tu propio bien, no quiero que seas como toda esta pinche gente que nada bueno te dejara – decía el padre, mientras su cuerpo se balanceaba -Sírveme de tragar tengo mucha hambre y estoy cansado –

Agustin tan solo a sus 9 años como pudo sirvió la sopa en el plato que su padre venia cargando junto con el demás guisado, mientras en la parrilla de resistencia las tortillas se calentaban.

- Pásame la tortilla, que no oyes, que no te dije que tengo mucha hambre –
- Si papá, ya voy –

Al momento de levantarse tan apresurado que su pierna por accidente golpeo la mesa que estaba acondicionada por que le faltaba una pata para sostenerla bien moviéndola y ocasionando que el agua se derramara mojando el pantalón del su padre que en ese momento se metía la cuchara a la boca para probar la sopa.


- Pendejo, que no te puedes fijar – los insultos y los golpes no podían esperar más, Agustin tan solo cerro los ojos y pensaba en algo diferente, algo que le borrara de su mente los golpes que le hician sentir tanto sufrimiento tanto dolor en su pequeño y delgado cuerpo, donde todo ese coraje que sentía su padre descargaba.

– Discúlpeme, discúlpeme ya no me pegue, no lo haré de nuevo, tendré más cuidado- gritaba en ese momento, hasta que su cuerpo no resistio mas el dolor y se desvaneció.

El padre de Agustin después de sacar todo el coraje que le provoco que le derramara el agua en su pantalón salio del pequeño cuarto, sin voltear a ver el cuerpo Agustin ahí tirado en el piso a un costado de la mesa, donde ambos platos estaban servidos, y la moscas rondando en ellos.

Pasaron las horas y como pudo Agustin se levanto y sintió dolor en su cuerpo que a sus escasos 9 años sentían todo el coraje de un padre que no lo quería , no pudo más y soltó a llorar pidiendo mejor no vivir más, el amaba a su padre y sabia que no podía hacerle algún daño, no podía.



El sonido de el agua correr por las laminas del techo lo hizo reaccionar y olvidar por un momento el dolor, estaba lloviendo y sabia que tenia que colocar las cubetas para que el agua que se filtrara no mojara las pocas cosas que tenían, como pudo con sus dolores en el cuerpo movió la tele que le regalo un amigo, movió la mesa y vio que en su plato estaba aun intacto y el crujir de su estomago reclamando alimentos, pero para el, no tenia tiempo de comer en ese momento, el sabia que si no movía las cosas, la situación seria pondría aun más difícil.

Como fueron pasando las horas el dolor fue disminuyendo poco a poco y las obligaciones creciendo, aun no terminaba la tarea que le dejaron, afortunadamente la escuela donde asistía no estaba retirar de la casa así que el caminar despacio no le impediría el asistir al día siguiente en caso de que el dolor aun siguiera.

Saco sus útiles de la mochila, esa mochilita que tantos recuerdos le traían de Jorge un vecino de 15 años que por entrara a asaltar a una tienda el guardia de seguridad le disparado perdiendo la vida en ese momento.
La mamá de Jorge se la regalo pues sabia que Agustin era un niño aplicado donde sus calificaciones eran si no las mejores las mejor obtenidas por la situación en como vivían, más su padre nunca ponía atención en eso, para el simplemente era una boca más, un estorbo en su vida

- Ya es casi es media noche y mi papá no llega - dijo Agustin viendo el reloj de pared que se gano en el concurso del día del padre participando con el conserje de la escuela.

Como pudo, bajo las escaleras para ver si no estaba como en otras ocasiones sentado ahi en los escalones dormido con la botella a un lado, pero no corrió con la misma suerte, levanto su mirada y pudo ver que en el Departamento de frente una familia disfrutaba de su cena como cualquier otra, y se preguntaba cuando podría cenar así con su papá sin ningún insulto, sin ningún grito, sin nada que le molestara, cuando sus ojos se llenaron de lagrimas y tan solo dio la vuelta subiendo poco a poco hasta llegar al cuarto.

- Levántate cabron , que no escuchas, que te pares si no llegaras tarde a la escuela y tienes que bañarte – le gritaba para que hiciera guardia en único baño que tenían en el pasillo que se encontraba abajo del cuarto, ese baño que compartían con los demás inquilinos,- si ya voy papá – contestaba

- A que hora llego anoche, lo estuve esperando – le preguntaba Agustin mientras se colocaba la toalla en su cuerpo para salir y sintiendo el frió de la mañana,
- que te importa chamaco o que, tengo que darte explicaciones de todo lo que hago, estas pendejo y mejor apurte – mientras un golpe en la cabeza propinaba el padre.

- Como estas Agustin, no manches que te paso en el brazo lo tienes bien morado –
Le preguntaban los amigos que en ese momento se juntaban en la hora del receso, mientras cada uno se compartían de su almuerzo, – nada me pegue ayer cuando movía la tele para que no se mojara – mientras su brazo lo ponia sobre su pecho, - no es cierto Agustin esto no pasa por que te pegues esto te pasa por que te pegaron de nuevo, verdad, te pego tu papá de nuevo?, Por que no lo acusas con un adulto no tiene por que pegarte así – Agustin sabia que no podía hacer nada, el amor a su padre era muy grande como para poder enfrentarlo o denunciarlo, no tenia a nadie más en el mundo tan solo a su padre que siempre que le pegaba le gritaba estorbo.

Ese día por la tarde después de hacer su tarea, viendo en la tele cambio de canal pues la caricatura que pasaria no era de su agrado, cuando en ese momento daban la noticia de la muerte de unos luchadores que al parecer fueron envenenados en un cuarto de Hotel y explicaban que el modo de operar de estos delincuentes eran con unas gotas oftálmicas, recordando que una ocasión Rebeca la que vive en el departamento del la planta baja platicaba con una amiga que le puso unas gotas para los ojos a unos chavos en sus bebidas y se quedaron dormidos para así poder robarles el dinero que tenían, recordó que su padre después de las resacas que siempre tiene, se coloca unas gotas en los ojos y fue a buscarlas ahí en ese cajón que esta junto a su cama, el sabia que las cosas de su padre no podía tocarlas ni jugando, ni moverlas de lugar, así que fue lo mas precavido y abriendo el cajón lentamente para que nada se moviera vio las gotas que tenia, junto a ellas un paquete de papeles lo que llamo su atención por el nombre con el cual estaban sellados "Orfanato Los hijos de Dios”, la curiosidad le gano y como pudo saco uno de los primeros documentos donde a primera vista estaba su nombre Agustin Ruiz Ochoa, el no sabia de que se trataban los documentos ni mucho menos por que su nombre en una de las hojas.

Semanas atrás su padre tenia pensado dejarlo en un Orfanato, pero por los golpes que le propinaba tenia el temor de que lo denunciaran y su historial no era nada alentador, así que decidió esperar un tiempo solo era cuestión de llegar al lugar y entregarlo, ya que uno de sus amigos con los que se juntaba, estaba manteniendo una relación con una de las chicas que trabaja ahí, solo era cuestión de que el llegara con el niño y entregarlo ya que ella se encargaría de hacer todo lo necesario para colocarlo en un hogar digno.

Como pudo Agustin coloco nuevamente los documentos en el orden que estaba, y se sentó a ver la tele, sabia que no podía bajar a jugar como lo indicaba su padre y no era de bajar siempre, pasaban hasta semanas enteras para poder jugar un día con los niños de la misma vecindad.

- Ya llego papá, le sirvo de comer – preguntaba Agustin
- No, no tengo hambre, me duele la cabeza quiero solo dormir y cuidadito de ti que me hagas ruido cabron – Agustin sabia que esta era una advertencia y su padre las cumplía.

-Tengo hambre – se decía Agustin mientras veía el reloj marcando las 10 pm, solo estaba la comida de su padre que si no se la comían en ese momento, no podrían comerla al día siguiente por la falta de un refrigerador, - voy a tocarle a Chelito y le pedire me regale un bolillo – mientras abría la puerta del cuarto, fue bajando las escaleras cuando pudo ver la luz del cuarto que se encendía y en ese momento sintió un frió que le erizo la piel, su padre estaba ya despierto y sabia que nuevamente pasaría una noche dolorosa donde los golpes no esperarían.

- Donde andas – algo extraño noto Agustin en su padre, algo faltaba,
- Salí por un bolillo para que se lo cene con lo que esta en el plato– contesto Agustin mientras su mirada se enfocaba en el plato
- Y que paso lo conseguiste – no, no encontré a chelito mientras cerraba la puerta, - tienes hambre- preguntando el padre, y con un temor contesto Agustin – si - , comente lo que esta en el plato – le decía el papá, para Agustin ese momento fue como un sueño, nada de gritos, nada de golpes, nada de insultos, se sentó en la cama y con el plato en la mano apresurado comenzó a cenar, sonriendo como el niño que es, como cualquier otro niño, como el niño que ama a su padre, por su lado el padre se sentó de nueva cuenta y saco del cajón las hojas que contenían el sobre, Agustin sabia que esas hojas algo bueno no tenían pues su nombre estaba en ellas y más por el lugar que era "Orfanato".

- Preparas ropa, mañana iremos a dar un paseo y quiero que metas ahí todo lo que tienes – Agustin abriendo por completo sus ojos cafes se quedo asombrado, pues su padre jamás lo llevo a algún paseo, a sus 9 años no sabia como era el Zoológico de Chapultepec, el no conocía o no sabia que era ir de paseo, en su escuela cuando las tareas requerían de ir a algún museo el solo esperaba al otro día a sus amigos para que le contaran que vieron y poder hacer su propia historia y así no tener una mala nota en su cuaderno – si pero que me llevo – pregunto Agustin – TODA TU ROPA no quiero que dejes nada aquí y regresare tarde así que no me esperes despierto, entendiste lo de la ropa? , le preguntaba su padre, a lo que contesto con su voz entre cortada

– usted ya no me quiere aquí verdad? –la reacción del papá fue directa - Déjese de pendejadas y haga lo que lo digo, nos vemos mas tarde – cerrando la puerta del cuarto de azotea y quedando atrás la imagen de Agustin sentado con sus piernas volando en la cama y sus rodillas con las marcas de algunos moretoes, y su mano sosteniendo la cuchara de sopa fría con sus ojos rojos contiendo las lagrimas, para el, el dolor del golpe era pasajero pero el de las palabras, el de los insultos eran los que más le dolía, se levanto de la cama y coloco el plato en la mesa, tomo una bolsa de plástico que decía gracias por su compra y una cara feliz a lo que en murmuro – y tu de que sonríes o es que tu también estas contente de que ya no estaré aquí- fue colocando poco a poco la poca ropa que tenia, mientras sus lagrimas caían sobre de ella y sus manitas temblorosas la colocaban ordenadamente, cuado movió una playera con ¿ el estampado de un oso y sobre ella la foto de su padre y el cuando tenia un año, esta foto siempre la conservo entre todo lo que tiro su padre la ocasión que cambiaron de casa cuando tuvieron que salir por no pagar la renta donde vivían y Y la conservo por que en ella se veía a su padre sonriendo como el jamás lo a visto.

- Ya metiste toda la ropa, te estoy hablando cabron - Agustin escucho el grito a lo lejos entre sueños, mientras el primer golpe se sintió fuerte en la espalda y el olor a alcohol que emanaba de la boca, - si ya, ya esta mi ropa, no me pegue por favor- decía Agustin mientas la vista se acostumbraba a la oscuridad y al mismo tiempo de ver la hora en el reloj 3:15 am y por debajo de el, su padre con botella en mano tratando de no caer al piso, - levántate cabron tráeme la taza de allá, andale que te levantes – como pudo entre su cansancio Agustin se levanto, sintiendo el piso frió en sus pies descalzos, al momento de acercarse para darle la taza pudo ver que las gotas estaban tiradas y su padre recostado sobre la cama con su mano cubriendo la cara.

Recordó la noticia de los luchadores envenenados en el cuarto del hotel, y la platica de Rebeca con la amiga, acercándose lentamente levanto las gotas y preguntándole al padre – le sirvo en la taza – a lo que contesto, - sírveme que es lo único que sabes hacer– dándole la espalda a su padre, Tomo la taza y la botella y por su mente paso el colocarle solo unas cuantas gotas para que se durmiera y cerrando los ojos comenzó a poner el medicamento, sin darse cuanta presiono con sus dedos y el chorro del liquido salio, para así después mezclarlo con el alcohol.

Pasaron los días y nada cambio, en la vecindad de la calle de Moneda seguían las mismas cosas, los niños jugando en el patio, los ambulantes en la calle gritando vendiendo todo tipo de cosas, hasta que llego el amigo del padre, aquel que tenia una relación con una de las chicas del "Orfanato Los hijos de Dios”, toco en el portón, preguntando por Tomas

- Oye niño se encuentra Tomas - respondiendo los niños – Quien es tomas, el papá de Agustin? – si el papá de Agustin – no lo hemos visto pero viven allá arriba en la azotea en el cuarto que esta junto a donde se ponen las palomas, puede subir por estas escaleras o las de allá, indicando por los pasillos de la vecindad donde casi no le pegaba la luz.

Carlos el amigo de Tomas camino por el patio de la vecindad donde los olores se confundían entre tantas cosas ocasionando que el estomago se le revolviera, subió poco a poco las escaleras, para llegar a ver a su amigo que tenia más de una semana que no sabia de el y le tenia un negocio bueno, el asalto a una joyería donde las ganancias serian muy buenas, conforme caminaba veía los demás departamentos, las jovencitas con los novios en la puerta platicando, besándose, las mamás regañando a los niños por no hacer la tarea, el adolescente sentado cambiado constantemente a los canales, hasta que llego a la azotea y vio el cuarto donde Tomas su amigo vivía junto con su hijo, conforme se acerco un olor penetrante le hizo soltar un exclamación diciendo –que pinché pocilga, donde esta viviendo este cabron – vio las palomas volar por encima del cuarto, llego a la puerta tocando en ella.


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-Tomas ¡ estas Tomas?, este cabron no esta lo mas seguro, - cuando algo llamo su atención y es que un olor fétido se desprendía de adentro del cuarto, como pudo rompió el único cristal de la ventana del cuarto y pudo ver el cuerpo de tomas recostado sobre la cama.

Entro al cuarto y moviendo las cosas de la cama, vio que tomas su amigo tenía ambas manos rotas y las muñeca casi desprendidas por la forma en que tenian se imagino que intentaron cortarlas la sangre ya estaba seca haciendo una mancha enorme sobre la cama, y ese olor fétido que envolvía el lugar lo cual su reacción fue de vomitar, tomo el celular y marco rápidamente a la policía para denunciar lo que en ese momento pasaba, cuando al mover un pie hacia atrás para separarse del cuerpo de su amigo un crujido le hizo mirara hacia abajo, no sabia que era pues estaba cubierto entre cobijas, al levantar las cosas pudo ver el cuerpo de un niño abrazando con fuerza una bolsa de plástico con ropa , era Agustin el hijo de su amigo y en la bolsa de su pantalón una nota que decía.

“Las vida esta llena de satisfacciones, mi vida no, Para mi papá siempre fui un estorbo, nunca fui su hijo querido, ni su hijo amado, de su boca siempre salieron palabras de insulto y de sus manos golpes, en lugar de caricias, por eso intente cortarlas para que no haga mas daño, nadie me extrañara ni notara mi ausencia, pero yo extrañare a mi padre, por que es mi papá, el pensaba en dejarme por eso me quedare aquí esperando, a que dios venga por mi y me reuna con el, donde se que dios nos perdonara por todo lo que hicimos y nos reciba con los brazos abiertos, por que el ama a todos y se que a mi padre tambien lo amara como yo a el”

Agustin.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
hello... hapi blogging... have a nice day! just visiting here....
Unknown ha dicho que…
No inventes... otra historia con un final que no esperaba. No puedo creerlo. Que triste y que frustrante. Soy tu fan :'(... de todas esta si no tiene madre...

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